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La casa Bonnaire fue fundada en 1932 en uno de los crus más finos de la Champaña, el pueblo de Cramant al norte de la Côte des blancs.
Empresa familiar e independiente especializada en Champagnes Blanc de blancs cuya gran finura contribuyó a forjar su reputación, hoy reina sobre un viñedo de 22 hectáreas clasificado como Grand Cru.
Fue en 1932 cuando Fernand Bouquement fundó su propia casa de Champagne. Tras la Segunda Guerra Mundial, se le unió su yerno André Bonnaire, que demostró ser un apasionado de la viticultura y le prestó una gran atención. Su hijo Jean-Louis tomó el relevo e hizo de la Maison Bonnaire una de las más reputadas de la región de la Côte des blancs. Enólogo de gran talento, pasó los últimos años de su vida compartiendo su pasión con sus dos hijos, Jean-Etienne y Jean-Emmanuel, que hoy representan la cuarta generación. Fieles a la memoria y a la filosofía de su padre, siguen elaborando champagnes cincelados de gran frescura y energía.
Hasta la fecha, la familia Bonnaire es una de las mayores propietarias de viñedos clasificados como Grand Cru en el pueblo de Cramant, con 22 hectáreas plantadas principalmente con Chardonnay, además de Pinot Noir y Pinot Meunier.... Ver más ...
Procedente exclusivamente de los grandes terruños calcáreos de Cramant, Chouilly y Oiry, este Grand Cru 100 % Chardonnay ilustra a la perfección la pureza y la tensión características de la Côte des Blancs. Este ensamblaje de varias añadas contiene un 15 % de vinos de reserva.
En la copa, nos seduce rápidamente con su claridad cristalina, un color dorado muy pálido con reflejos verdosos, señal de gran frescura. En nariz, la expresión es refinada y aireada, con notas de flores blancas y cítricos frescos, realzadas por un toque de mentol. El conjunto oscila entre la delicadeza floral y la vivacidad mineral. En boca, el ataque es directo y preciso. La textura finamente cremosa se funde con una estructura mineral que recuerda al subsuelo calcáreo de los grands crus de los que procede. La ralladura de cítricos domina antes de dar paso, en el final, a matices más indulgentes de brioche ligero y regaliz dulce.
Un champán sincero y vibrante, perfecto como aperitivo o para acompañar un tartar de pescado.
Para degustar como aperitivo con marisco o pescado a la plancha como lubina, salmonete o salmón.