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Obras maestras de vino y licores en su puerta
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Al sureste de la meseta de Pomerol se alza el célebre Château L'Évangile, asentado sobre una larga extensión de grava, una situación geológica Rara e inusual para la denominación. Su historia se remonta al siglo XVIII, cuando era propiedad de la familia Léglise
Finalmente fue bautizado como L'Evangile en el siglo XIX. No fue hasta 1990 cuando pasó a depender de Domaines Baron de Rothschild, dirigiendo Château Lafite Rothschild a Pauillac. A partir de entonces se emprendieron nuevas reestructuraciones, tanto en el viñedo como en la bodega, que desde entonces han dado lugar a una notable serie de añadas.
El Château L'Évangile se basa en un viñedo de 22 hectáreas plantado sobre suelos arcillo-arenosos con grava pura, que descansan sobre un subsuelo de crasa de hierro que confiere una suntuosa mineralidad a los vinos. Las variedades de uva son 80% Merlot y 20% Cabernet franc. Los vinos envejecen durante 18 meses en barricas de roble francés, el 70% de las cuales son nuevas.
La propiedad produce un segundo vino, Blason de L'Évangile, elaborado con el mismo cuidado y precisión.
El Château L'Évangile encarna lo mejor de Pomerol, produciendo vinos que combinan potencia y finura. Ofrecen un hermoso brillo aromático, gran profundidad y elegancia.
En L'Evangile, suele ser el Merlot el protagonista, acompañado del Cabernet franc. Este año, la distribución es más equilibrada, para construir una añada de tensión. Tensión que nos ha mantenido alerta frente al mildiu. Tensión que buscamos ardientemente en todos nuestros vinos.
La vendimia comenzó el 4 de septiembre para nuestras uvas Merlot de las parcelas jóvenes de Graves. La semana fue especialmente calurosa, lo que aceleró la maduración y creó un verdadero punto de inflexión. Los primeros zumos en llegar revelaron frutos rojos con una matriz enérgica, como les gusta a Juliette y Olivier: equilibrios interesantes con alcoholes en torno a 13,5 y pH en torno a 3,7. Las decisiones de vendimia siguieron entonces una lógica muy "pedológica", con la llegada de las arcillas después de nuestras gravas, seguidas de las arenas. Las catas de nuestros mostos en el encubado confirman esta jerarquía.
Este año, nuestro Cabernet Franc sobre grava ha ido estructurando, como este cuenco resplandeciente, una base sólida, que permite a nuestro Merlot sobre arcilla (azul) remontar el vuelo.
