Fundado en 1685, este Domaine goza de una rica historia y una reputación mundial por sus vinos de calidad excepcional, en particular su famoso vino de postre, Vin de Constance.
La historia se remonta a Simon van der Stel, el fundador del Cabo de Buena Esperanza, que estableció una granja en estas tierras en 1685. El Domaine fue bautizado como Constantia en honor de la hija de van der Stel. A lo largo de los siglos, Domaine ha pasado por diversas fases de prosperidad y adaptación, pero su compromiso con la calidad de la uva y la tradición vitivinícola ha persistido.
Una de las épocas más notables está asociada al Vin de Constance, un vino dulce de postre que alcanzó renombre mundial en los siglos XVIII y XIX. Era apreciado por las cortes reales europeas, incluida la de Federico el Grande de Prusia y Napoleón Bonaparte. Tras un periodo de declive a principios del siglo XX, Vin de Constance se revitalizó en la década de 1980 y hoy se considera uno de los mejores vinos de postre del mundo.
El Domaine abarca unas 146 hectáreas, con viñedos enclavados en las laderas de la vertiente oriental del monte Constantia. El microclima particular de la región, influido por su proximidad al Océano Atlántico, ofrece condiciones ideales para el cultivo de uvas de alta calidad. Las variedades de uva cultivadas incluyen Sauvignon Blanc, Semillon, Muscat de Frontignan y otras bien adaptadas al terruño único.
La familia Jooste ha desempeñado un papel clave en el renacimiento de Klein Constantia. En 1980, la familia adquirió Domaine con una visión clara para restaurar su pasado gLoire. Desde entonces, un equipo dedicado de viticultores y enólogos han trabajado en armonía para producir vinos de clase mundial que reflejan el carácter distintivo de la región.
La cartera de vinos no se limita a Vin de Constance. El Domaine también produce vinos blancos y tintos, todos ellos caracterizados por una expresión pura del terruño. Los modernos métodos de vinificación se combinan con un profundo respeto por la tradición, creando vinos equilibrados, elegantes y representativos de la esencia misma del Cabo vitivinícola.
