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Obras maestras de vino y licores en su puerta
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Fue en 1729 cuando Nicolas Ruinart fundó la Casa que lleva su nombre. Así se fundó la primera de Champagne a principios del siglo XVIII, el siglo de la Ilustración en el que la Corte francesa brilló en todo el mundo, conocida y reconocida por su arte de vivir y también por su conocimiento de los vinos iniciado por el rey Luis XIV, admirador, entre otros, de los vinos Tokaj de Hungría.
Nicolas Ruinart es hijo de un Drapier de la región de Champagne, donde se celebra la famosa Foire de Troyes, encrucijada de todos los oficios incluido el de los vinos de Aÿ, que más tarde en el siglo XIX se llamaría Vin de Champagne.
También es sobrino de Dom Thierry Ruinart, monje benedictino, nacido en 1657 y fallecido en 1709 en la Abadía de Hautvillers en Champagne donde precisamente inició y descubrió con Dom Pérignon los Secretos de la Champagnisation.
Dom Ruinart, procedente de la nobleza, es un visionario, un autor, un erudito que también trabajó junto a Dom Mabillon en la Abadía de Saint Germain des Prés. Dom Ruinard estuvo cerca de la Corte, de su vida social, de sus modas y de su arte de vivir. A partir de ahí, supo transmitir a su sobrino su erudición y sus conocimientos sobre el vino de Champaña, invitando a Nicolas Ruinard a fundar su propia Maison.
Este es el primer Rosé que ve la luz. La Maison Ruinart le dedica parte de su producción desde el siglo XVIII. Es famoso por su frescura y sus intensos sabores a frutos rojos. Este rosado se compone de un 45% de Chardonnay de la Côte des blancs y de la Montagne de Reims, y de un 55% de Pinot Noir (12% del cual es tinto vinificado) de la Montagne de Reims y del Vallée de la Marne, con más de 30 crus en la composición final. No olvidemos el 25% de vinos Réserve de los dos últimos años para aportar complejidad al conjunto. La fermentación es completa y tiene lugar en depósitos de acero inoxidable con temperatura controlada. Los vinos pasan 3 años sobre lías en la bodega, y tras el degüelle reciben un dosage de 8g/L.
Este Champagne Rosé ofrece un color coral con reflejos anaranjados. La primera nariz es intensa y eXótica, a granada, lichi y guayaba, luego más aérea, a rosa y bayas rojas. Los aromas posteriores son más cálidos y generosos, con canela, haba tonka, nuez moscada y piedra. El paladar es a la vez redondo, delicado y estructurado, con sus elegantes notas de menta, naranja sanguina y pomelo rosa.
Este Champagne Ruinart Rosé sublimará un buen filete de pato con ensalada de pomelo rosa y escarola-granada-albahaca, o simplemente sobre un tartar de atún rojo.
